¿Estás angustiada? … estos 5 pasos de San Ignacio de Loyola te ayudarán a hallar serenidad en el corazón

Mulieris hoy – 30 de enero de 2019 – Diversas situaciones de la vida pueden llevar a sentimientos de angustia, preocupación y ansiedad que no dan paz al corazón. Pero es posible superarlas si se confía su solución a las manos de Dios.  

San Ignacio de Loyola, en sus ejercicios espirituales, brinda algunas herramientas espirituales que animan la reflexión, y a confiar a Nuestro Señor los problemas, e inquietudes regresándonos la serenidad. 

Sigue estos sencillos pasos que han sido adaptados por Mulieris Hoy para motivar tu reflexión:

1.  Aléjate de la situación, buscando un lugar tranquilo

Busca un espacio donde halles paz y, sobre todo, te sientas en sintonía con Dios. Recomendamos el Santísimo. ¡Qué mejor lugar que frente a Jesús Sacramentado!. El propósito es alejarte de lo que te preocupa y quita la paz para respirar y hablar con Jesús, y ver lo que te acontece desde otra perspectiva, saliendo de ti misma.

Puedes orar y decirle al Señor: “Dios, ayúdame a calmar las tormentas de mi corazón y mente, para que pueda oír Tu voz y sentir Tu paz”.

2. Examina qué te ha ocurrido y qué te inquieta

Para examinar qué es lo que ha ocurrido, es necesario mirar la situación a través de los ojos de la gratitud, ya que ella es base de la relación con Dios, incluyendo las situaciones que en apariencia son difíciles.

Desde esta mirada nueva, cuéntale a Dios qué es lo que te ha ocurrido, qué es lo que te abruma. Recuerda el momento en el cual la situación que te abruma comenzó a afectarte. Cuéntale ¿cuáles fueron tus primeros pensamientos y sentimientos?

En este momento, pon mucha atención a las emociones que surgen cuando le cuentas a Dios lo que te ocurre. ¿Qué detalles se destacan mientras le cuentas y que no habías notado? Es muy probable que Él te hable a partir de esos detalles. ¿Cómo te sientes al pensar en las personas involucradas en tu acontecimiento?

En el transcurso de este diálogo con Dios, al prestar atención en los detalles y en los hechos, puedes reflexionar: ¿Cómo han cambiado mis pensamientos y sentimientos con respecto a lo ocurrido?

3. Presta atención a las emociones

San Ignacio de Loyola creía que la presencia del Espíritu Santo se hacía visible a través de las emociones que se evocan cuando se reflexiona sobre las propias experiencias.

¿Qué emociones salen a relucir al contar a Dios tu historia? ¿Cuáles fueron más fuertes? ¿Cuáles fueron los momentos en los cuales los sentimientos te sorprendieron? ¿Puedes identificar uno o dos momentos, o situaciones, donde las emociones surgieron dentro de ti?

Dios está hablando contigo a partir de esas emociones. Es ocasión para darle gracias por hablarte por medio de ellas.

4. Le has contado a Dios lo que te acontece. Pídele que te hable al corazón

Si ya has identificado los momentos donde los sentimientos se manifestaron, reza a Dios y pídele que te hable a través de esas experiencias. Por algún motivo, Dios te está llamando a examinar esas situaciones y emociones que han salido a relucir, para que las mires con mayor atención.

En la medida que mantengas ese momento o sentimiento en el corazón algunas palabras irán tomando forma. Aquí puede fluir una oración alrededor de la situación.

Bajo la guía del Espíritu Santo comienza a buscar las palabras, emociones, imágenes que aparecieron en la situación de crisis y pregúntate: ¿Qué puedes aprender? ¿Qué te está susurrando Dios al corazón?

5. No te quedes ahí. Camina y mira hacia el horizonte

Una vez tengas conciencia de los sentimientos, mensajes y acontecimientos en los que te ha hablado Dios, podrás ver toda la situación con mayor claridad y podrás seguir adelante, caminar y mirar hacia el horizonte.

Pídele a Dios que te ayude a continuar, y ante cualquier nueva preocupación que esté en el corazón, ora, ya que todo es don de Dios.

Al terminar realiza una oración, ya sea el Padre Nuestro o el Santo Rosario, para así acudir también a la compañía de María Santísima.

Fuente: Píldoras de fe.