La florecilla blanca del Niño Jesús
Mulieris hoy – 05 de diciembre de 2017- Quien se acerca a la vida de Santa Teresita del Niño Jesús, queda fascinada por su historia de santidad: extremadamente sencilla y humilde, pero grande y gloriosa a la vez. Toda su vocación se centra en una sola realidad: el Amor. Amar y hacer amar al Amor.
Una vocación y legado que la santa bien nos dejó a través de su obra “Historia de un Alma”, y que aún toca nuestro ser a través de sus cartas, oraciones y poesías.
“Vivir de amor, Tu mismo lo dijiste: Es llevarte Jesús en las entrañas; Es hacerte habitar en nuestro pecho. Verbo increado. De mi Dios Palabra. Y Tú sabes Jesús, que yo te amo, Y sabes que Tu amor mi pecho abrasa. Yo sé, en cambio, que, amándote, me gano a Tu Padre, y que lo traigo a mi morada. ¡Oh, Augusta Trinidad, mi prisionera Eres, por obra de mi amor y gracia!” (Extracto poesía “Vivir de Amor”, Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, 26 de febrero , 1895)
Su secreto de santidad no es otro que la “Infancia Espiritual”, una entera sencillez y un amor confiado al Padre. Un camino que ella muy bien describió al decir: “Quisiera tener un ascensor para subir hasta Jesús, porque soy muy pequeña para subir sola (…) El ascensor que ha de elevarme hasta el cielo son tus brazos, Jesús mío”
Precisamente es en el reconocerse pequeña, donde radica su grandeza, y de donde la semilla da su fruto con el “santo abandono”. La santita decía: “Desde hace tiempo no me pertenezco, me entregué del todo a Jesús”.
Este amor sin límites fue el que la llevó a convertirse también en la patrona universal de las misiones, ofreciendo su enfermedad -la que permitió su encuentro definitivo con Dios- por los misioneros del mundo.
“¡Te suplico que inclines tu divina mirada a un sinnúmero de almas pequeñitas, te suplico que te acojas en este mundo una legión de víctimas pequeñas dignas de tu amor!”, oraba Teresita del Niño Jesús desde la clausura del Carmelo.
Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz nació en Alençon, Francia, el 2 de enero de 1873. Sus padres eran los también santos Luis Martin y María Guerin, canonizados en octubre de 2015 por el Papa Francisco. Ingresó muy pronto a la Orden del Carmelo, falleciendo en olor de santidad en 1897. Fue canonizada el 17 de mayo de 1925 por el Papa Pío XI.
Fuente: Obras Completas de Santa Teresita del Niño Jesús.
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Mulieris Hoy
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