Caminando con Jesús también en la Pandemia
Mulieris hoy – 23 de septiembre de 2020 – Si hay algo que ha sido importante y de gran valor en mi vida, es el haber descubierto y tomar conciencia de que Jesús camina a mi lado, camina a nuestro lado en el transcurso de toda nuestra vida; también en esta pandemia; con todas las situaciones difíciles, de crisis, alegrías tristezas, pérdidas y duelos… Sí Jesús ha caminado con nosotros, no ha acompañado como lo ha hecho siempre: sea yo consciente o no, ahí está Él.
Hemos vivido diferentes momentos a lo largo de nuestra vida y en ella ha habido también momentos cúlmen o cumbre, bien sea por un dolor o una alegría, y estos, de alguna manera, marcan nuestro derrotero, nos ayudan o nos restan dinamismo.
¡Vamos a trabajar esos momentos con Jesús!
Experimentemos el Amor de Dios en nuestra vida… En mi vida.
Amor de Dios en mi vida. Piensa en un momento cumbre de dolor donde Dios estuvo junto a ti, te acompaño. (Cierra los ojos y vas a revivir ese momento).
Ahora reflexiona: ¿Cómo te acompañó?, ¿A quién o quiénes puso a tu lado?, ¿De qué manera se hizo presente?, ¿Cómo supiste que era Él?. Ahora vamos a dar gracias por lo que vivimos y vamos a poner dicho momento en manos de Dios.
Pensemos…Piensa en un momento cumbre de alegría donde Dios estuvo junto a ti, te acompañó. Cierra los ojos y lo vas a revivir..
Ahora reflexiona: ¿Cómo te acompañó?, ¿A quién o quiénes puso a tu lado?, ¿De qué manera se hizo presente?, ¿Cómo supiste que era Él?
Ahora vamos a dar gracias por lo que vivimos y vamos a poner en manos de Dios.
Estos momentos cumbre se han dado en la tristeza y también en la alegría, pero ¿Cuales marcan más para ti?
- ¿Qué diferencia encuentras en estas dos experiencias?
- ¿Qué marca han dejado en ti?
- ¿Cuándo atraviesas situaciones difíciles a qué recuerdo acudes?
Pero has encontrado hoy aquí una herramienta poderosa en tu vida. ¿Te das cuenta de ello? ¿Cuál es?
Eres dueño de tu pensamiento y a donde lo diriges, es parte de tu libertad.
Eres dueño de tus pensamientos y tienes la posibilidad de dirigirlos, de guiarlos. Aprovecha esta bella herramienta que Dios te da.
Dios es mi Padre
Esta experiencia también te permite tomar conciencia del Amor de Dios en tu vida.
El ser conscientes de que somos sus hijos, que El nos pide que le llamemos Abba: Papito
Eso marca para nosotros, criaturas, una diferencia grande.
No es lo mismo ser hijo que sirviente.
El saberlo puede ser realmente transformador en mi vida.
Con el ejercicio anterior sentimos su presencia y su cercanía. Ahora piensa en eso mismo, esta vez bajo el punto de vista de ser hijo.
¿Qué tan cerca estás de Él?
Dios es un Padre Amoroso cuya esencia es Amar.
Jesús quien dio la vida por Ti, hasta la última gota, la ofrendó por amor al Padre en rescate por mí y por ti.
El Espíritu Santo que vive en ti y por la gracia puede actuar si tú se lo permites y es quien te inunda de Amor.
Dios es el amor mismo y la dinámica de su Amor nos envuelve y nos llena de gozo.
Mi Dios y Señor – Trinidad Santa y perfecta
Me pensó, me creó, me dio la vida, siempre desde la eternidad me amó.
Puso sus ojos en mí y en ti, y esa mirada me da todo el valor… Dios me mira con Amor.
Me cuida.
Jesús la segunda persona de la Santísima Trinidad dio hasta la última gota de sangre por Amor a ti ya mi.
Dios cercano quiso serlo tanto que se quedó en la Eucaristía para ser nuestro alimento. Cuánta falta nos ha hecho en esta pandemia, pero también esto nos ha permitido el anhelarlo y entender la gracia que es también la Comunión Espiritual… No es nunca igual… Pero también ahí, en esta circunstancia, nos ha acompañado.
Esto rebasa toda comprensión y toda concepción de Amor. Desborda.
¿Y qué te pide a cambio?
¿Quiere gobernar tu vida? No.
¿Quiere entrometerse en tus decisiones? No.
¿Te hizo un títere? No.
Te dio libertad, te dio discernimiento, libre albedrío, te hizo capaz. Solo quiere que te dejes amar de Él.
Dios quiere habitar en mi alma
Desde el Bautizo recibí al Espíritu Santo y habita en mí. Se da alimento en la Eucaristía.
Cada acción de cada una de las personas de la Santísima Trinidad, es un acto trinitario. La Trinidad habita en mi alma si por la Gracia de Él yo se lo permito.
Él me da la gracia, pero mi libre albedrío es quien da la posibilidad de que sea o no en mì.
¡Cómo no responder a tan grande Amor con lo que soy y lo que tengo, mi pequeño gran Amor!
Por: Teresita del Amor de Dios.