A pesar de las adversidades, siempre hay esperanza
Mulieris hoy – 20 de octubre de 2020 – Este 2020 ha sido un año de dificultades. Más allá de la pandemia, muchos hemos tenido que pasar por diversidad de momentos que han puesto a prueba nuestra fe y la manera como respondemos ante las adversidades.
Por lo menos para mí ha sido un tiempo de borrón y cuenta nueva en muchos aspectos de mi vida. Es como si la llegada del Covid-19 hubiera desencadenado una serie de circunstancias difíciles y cambios. En mi caso, he pasado por el duelo de perder a una familiar muy querida quien falleció por un inesperado cáncer, también me enfermé y para sanar he tenido que cambiar mi alimentación casi totalmente, lo que ha generado el readaptarme a una dieta nueva –algo que parece sencillo, pero en realidad no lo es–, luego perdí mi trabajo de casi 11 años y de un día para otro se terminó la relación con una persona que amaba, a la que herí y con quien no hemos tenido oportunidad de acoger el perdón.
Duelo tras duelo parece que no te diera tiempo ni de respirar, porque apenas te estás levantando de una, cuando ya llega otra circunstancia que te cae como un baldado de agua fría. Como dicen, nadie es de palo, y el cuerpo y el corazón estalla. A mí ya me pasó: estallé e hice una miseria.
A pesar de esto, cuando parece todo perdido y cuando aún estoy en medio de duelos, y no se han resuelto para bien algunas circunstancias, siempre ha estado presente la esperanza.
Bien dicen las Sagradas Escrituras en Romanos 5,5: “Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado”.
Aunque parezca que la vida pierde su control, la realidad es que Dios tiene todo bajo control, y está y estará siempre caminando junto a nosotros. Nos ama con todos nuestros defectos y pecados y nos corrige con amor. Así nosotros escribamos con nuestras vidas renglones torcidos, Él hace de nuestros renglones torcidos, renglones derechos… por lo que pronto, gracias a la esperanza, sabemos que la tormenta pasará y llegará la calma y la paz.
Vale la pena tener presentes estos dos trechos del salmo 32:
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotros esperamos en el Señor: él es nuestro auxilio y nuestro escudo, con él se alegra nuestro corazón, en su santo nombre confiamos.
Así que a pesar de toda adversidad, la esperanza, el Amor de Jesús, no nos defraudará.