Foto por Frank Mckenna by Unsplash
Ella opina

Indulgencias plenarias: vida y esperanza… una respuesta desde la eternidad

Por: Teresita del Amor de Dios

Mulieris hoy – 04 de noviembre de 2021 – Hace unos días leí entusiasmada un artículo sobre  las indulgencias plenarias: la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede amplió a todo el mes de noviembre de 2021 la posibilidad de ganar dicha indulgencia, dando los requisitos para ello.  

Pensaba para mí que esta es una gracia muy grande, por lo que vinieron a mi corazón todos y cada uno de mis seres queridos a quienes he perdido para este mundo y esta realidad espacio temporal: mi papá Mario, mi mamá Luz, mi esposo Carlitos, mi hermanita María Eugenia, tíos, tías, abuelitos, demás familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo… Cuántas almas de personas que en vida fueron significativas y nos acompañaron y amaron en un periplo de tiempo determinado en este Cronos y están ahora en Tu Kairos eterno presente de Dios .

Algunos quizás ya habrán entrado a la Gloria y hacen parte de la Iglesia triunfante, pero muchos también pueden estar en la Iglesia purgante… Acá cuando perdemos a un ser querido, nuestro deseo y anhelo es pensar siempre que ya están en la Gloria gozando de la visión beatífica, pero ¿tenemos la certeza? 

Y con esa frase de consuelo: “ya está mejor”, “ya no sufre”, nuestro anhelo puede hacer que teniendo la posibilidad de interceder gracias al sacerdocio común dado en el bautismo , no lo hacemos , pues pensamos que nuestro ser querido “ya está en la Gloria”.

Para llegar a la Gloria debemos estar puros, sin mácula, sin mancha y hasta no estarlo, no entraremos… Sí, confiamos en la Misericordia de Dios, pero solemos  hablar de misericordia cuando a veces no nos acordamos de Dios en nuestra vida y vivimos esta vida sin esa realidad trascendente, solemos vivir para el cuerpo que esté sano, bien alimentado, su colesterol y triglicéridos en buen rango; hacemos ejercicio, nos cuidamos… Pero ¿cuidamos igualmente nuestra alma?, ¿nos acordamos de Dios en vida?, ¿participamos de la Eucaristía?, ¿frecuentamos los sacramentos?. Cuánto invertimos en lo que dejamos y cuán poco en lo que realmente debería interesarnos: La vida eterna.  

La vida en la tierra es corta, acumulemos, tengamos o no, igualmente pasa rápido y nada nos llevamos… La eternidad es eternidad… Para siempre, y lo que hagamos acá determinará para donde nos vamos allá… Y por una eternidad.

Cavilando en estos temas y volviendo a la gracia de las indulgencias plenarias, me di a la tarea de ganar y ofrecer cada día una indulgencia por cada uno de mis seres queridos y esto me ocurrió:

Dios escuchó mi oración

Era el segundo día para ganar la Indulgencia y la quise pedir para Carlos, mi esposo fallecido hace 8 años: lo extraño y traigo en el corazón en cada Eucaristía, pero ayer era especial pues deseaba pedir para él la Indulgencia Plenaria

En la tarde asistí a mi parroquia al Santísimo, oré por el alma de Carlitos, le pedía a Jesús en el Sagrario por él y ofrecí la participación de la Eucaristía, al igual que la Comunión por el Papa Francisco para ganar dicha Indulgencia. Luego de la Comunión sacramental y tras dar gracias, hablé con Jesús pidiéndole la Indulgencia para Carlos y en mi oración le decía que me hiciera saber de alguna manera que dicha gracia había sido efectiva, que deseaba saber que estaba ya bien. Le pedía que fuera en un sueño o que alguien soñara y me contara, o de alguna manera.

Ésto le decía a Jesús. Pienso que con vehemencia Dios escucha las oraciones y da sus gracias a través de su Iglesia; hablo en este último caso de la Indulgencia.

Pues bien esto me ocurrió en la mañana: arreglaba la casa y encontré en el estudio un gran cúmulo de hojas  de papel, borradores de trabajos, hojas, pruebas antiguas que realizaba como psicóloga, y me di a la tarea de revisar sacando lo que ya no era pertinente, rompía y arrojaba a la bolsa de basura de reciclaje dichas hojas. Estaba entretenida y en medio de libros y hojas saltó a mi vista una fotografía de hace muchos años, una ampliación de una foto mía tamaño carta, en blanco y negro de la época de mi más tierna juventud, de cuando mi hermano tenía por pasatiempo hacer ampliaciones fotográficas. Dicha foto se la había regalado a Carlos y él la había conservado. Con sorpresa detrás tenía escrita de su puño y letra el poema que aquí transcribo y el cual fue para mí una respuesta clara y precisa de la oración que hice ante Jesús. En la parte superior derecha, encerrado en un cuadrito, expresaba:

 

“A una separación de dolor y un canto a algo encontrado de nuevo”

 

En el centro el título del poema: EL AMOR.

 

El amor se gana, no se hurta.

El amor se da, no se pide.

El amor da alegrías, no tristezas.

El amor tiene el divino don de curar heridas y no de abrirlas.

Engendramos amor por doquier, en cuanto hayamos nacido de él, 

desatamos angustias y odios, cuando en nuestra vanidad y egoísmos

nos hacemos un aborto de él.

Nunca seremos capaces de captar su inmenso valor

mientras nuestra vida sea una mala poesía.

El amor parece las lágrimas de la Divinidad, al querer expresar

sus más íntimos deseos.

Y así como el dolor es dolor,

el amor, el verdadero amor es amor.

Es la voz de la eternidad que por doquier canta,

vive su esencia en nosotros

y cuando nuestra alma se amplía y ensancha,

es entonces cuando sentimos que en realidad 

es para nosotros que canta y canta.

Por el amor emergen los poetas de sus tumbas, después de muertos

para cantar con alegría que después de todo han seguido viviendo después de muertos.

Carlos

 

 

Esta para mí fue una respuesta a mi oración y la certeza de que la Indulgencia aplicada había llegado a su destinatario, también la alegría de saber que nuestro amado Señor Jesús, daba respuesta a mi oración y había escuchado el anhelo de mi alma de saber que aquellos que amamos han llegado ya a la morada del Padre, nuestro Padre amoroso que espera nuestra intercesión por las almas necesitadas y también por aquellas que les falta poquito para alcanzar la gloria. 

 

A propósito de este artículo, ya leíste el siguiente:
Cuidas tu cuerpo … Pero ¿también cuidas tu alma? … 10 consejos para mantener la salud espiritual

 

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.