Ella opina

A propósito del Día Internacional de la Mujer… Mujer: Justicia y Paz Social

Mulieris hoy – 6 de marzo de 2018 – Estamos en Marzo, donde el 8 se conmemorará el día internacional de la mujer, unos días antes el domingo 5 conmemoramos el día de la familia, y el próximo 25 de marzo se celebrará el día del niño por nacer.

Es muy lógico que estas  3 fechas importantes vayan juntas, quedando la mujer como centro de todas y, sobre todo, como protagonista.

En la voracidad del mundo postmoderno y con el acarreo de diversas ideologías y tergiversación de conceptos, nuestra sociedad por comodidad ha querido creer e inventarse derechos inexistentes, como el derecho a matar (expresado en el aborto, eutanasia, arrendamiento de vientres, etc.), claro, no propuesto como tal, sino maquillado de compasión, que no dudo en muchas personas por ignorancia, será genuina. Lo interesante de esto es que para conmemorar a la mujer y su grandeza, en el actual y anterior siglo se le ha hecho creer que para verdaderamente alcanzar la libertad y la igualdad con el varón, debe renunciar a su genio femenino, a todo aquello que le dé sentido como mujer y eso va desde su forma de ser hasta su maternidad, haciéndonos una mala copia del hombre, desfigurando  nuestra esencia y lo más delicado nos hace renunciar a la maternidad ontológica, que no en todos los casos es biológica, pero que permanece en el seno espiritual femenino.

Las grandes feministas del movimiento sufragista estaban en contra del aborto porque lo comprendían como el acto más violento contra una mujer, y si lo que se buscaba era proteger los derechos de la mujer, resulta imposible si se rompe a la mujer y a su propia identidad. Una mujer que cree que el aborto es un derecho es porque ha sido gravemente engañada por una sociedad utilitarista, egoísta, cómoda y antisolidaria, donde su objetivo no es la mujer, sino acabar con la pobreza y la mejor manera de acabar con la pobreza es matando pobres y la mejor manera de matarlos es evitando que nazcan.

Así pues el aborto se convierte en una estrategia eugenésica de reducción de población pero no de cualquier población, sino de aquella marginada, y excluida. Y los argumentos abortistas para convertir esto en realidad, redundan en frases como: “para que traer al mundo  niños a sufrir”, “si no se les puede dar una buena calidad de vida, es mejor que no nazcan”, “los niños deben nacer en un hogar donde no haya carencias”, y un sin fin de opiniones aderezados de compasión. Sin embargo el problema de estos pseudo argumentos es que son totalmente discriminatorios y ponen a la calidad de vida como valor absoluto, olvidándose de la dignidad de la vida humana, lo mismo que de sus potencialidades y capacidades, millones de personas han nacido en la pobreza y han hecho cambios importantes en su entorno, además lo que para nosotros es calidad de vida no necesariamente lo es para otros, es decir superponemos un valor subjetivo como es la calidad de vida (determinado por otros, externos a la persona en el vientre materno) sobre la dignidad de la vida humana el cual es un valor objetivo y absoluto, y discriminamos a diestra y siniestra a nuestras poblaciones con mayor índice de pobreza, y para conseguirlo engañamos a las mujeres en condiciones de carencias materiales, realizando una colonización ideológica, especialmente con nuestras etnias indígenas, donde la fecundidad es apreciada como un gran don de la creación.

Si quisiéramos traducir el aborto a sus lenguas maternas no encontraríamos palabra alguna que lo pueda traducir porque en su cosmovisión no existe y de existir no tendría ningún significado positivo, y además sería contrario a lo que sus antepasados les han enseñado respecto a la vida. Actualmente en los hospitales públicos a las mujeres rarámuris se les “instala” el DIU sin su consentimiento, dispositivo que es abortivo, porque permite la concepción pero no permite la implantación del bebe en el útero. Y como es posible que hablemos de la no discriminación, de la justicia social y del empoderamiento de la mujer cuando en pleno siglo XXI, excluimos a quienes tienen más carencias materiales, no así espirituales, ni afectivas, ni intelectuales, del gran banquete de la vida, porque nuestra visión del mundo se reduce a un pastel, en donde si hay más personas nos tocan menos rebanadas; no vemos la vida como un gran campo donde entre más sean los sembradores mayor será la cosecha.

No sigamos embabucando a las mujeres con pseudo derechos, que realmente son técnicas de exterminio racial y por  pobreza, usadas anteriormente por los NAZIS y ahora disfrazadas de derechos y de compasión.

El otro gran argumento es ante la violación, una chica que ha sido violada es víctima, y el criminal debe ser puesto tras las rejas, una sociedad que libera al criminal y castiga con pena de muerte al niño concebido en la violación, ha perdido el juicio, despenalizar el aborto por violación, donde la mujer no tiene porque presentar ninguna denuncia contra el violador, ¿a quién beneficia más a la mujer, o al violador y/o  traficante de blancas? Ahora el porcentaje de mujeres victimas de violación que quedan embarazadas es de aproximadamente 1%, pero lo que buscan este tipo de legislaciones no es apoyar a la mujer, sino ir abriendo la puerta al aborto para a través de casos extremos y muy particulares de violación, instalar el aborto en la mente de la mujer y en la sociedad, posicionándolo como un derecho y generando un trastorno social. El aborto es el acto más violento contra una mujer y su hijo, como lo mencioné antes en la violación la mujer es víctima, en el aborto la mujer es víctima y victimaria (en la mayoría de los casos engañada), la mujer puede superar ser víctima pero no ser victimaria, además una chica que fue violada y recibió suficiente violencia, someterla a un aborto es como violarla mil veces más pero ahora con aparatos.

Tampoco nadie habla del síndrome post-aborto y todos los daños físicos, psicológicos, emocionales y afectivos que sufre una mujer tras el aborto:

  • Las mujeres con alguna historia de aborto son casi 3 veces más propensas a reportar depresión significativa (Pedersen, 2008).
  • La tasa de suicidio es casi 6 veces mayor entre las mujeres que abortaron en comparación con las mujeres que dieron a luz. (Gissler et al. 1996, 2005)
  • La tasa de suicidios es 154% mayor entre las mujeres que abortaron (Reardon et al. 2002)
  • El aborto aumenta el riesgo de desarrollar trastorno bipolar en un 167% y la depresión mayor en un 45%. (Coleman et al. 2009)
  • Según la British Journal, basados en 22 estudios de salud mental, las mujeres que vivieron la experiencia del aborto, tienen un 81% más de riesgo de padecer de ligeros a fuertes problemas de salud mental.

Y por otro lado están los riesgos físicos, la vinculación directa entre cáncer de mama,  cérvico uterino y  de colón tras haber sufrido un aborto, eso sin contar todos los demás riesgos físicos, que van desde un estado de coma por la anestesia local así  como la perforación del útero o desgarramiento del cuello uterino, o daño permanente en la vejiga  u otros órganos cercanos. De igual forma la pastilla del día después altera severamente la fecundidad, incluso causando esterilidad

Una mujer o una chica adolescente en crisis de embarazo no necesita del aborto, necesita de una sociedad solidaria, donde reciba apoyo para criar a su hijo, o bien para hacer un plan de adopción para el niño.

Si queremos empoderar a la mujer,  primero debemos enseñarle su valía,  no tiene porque renunciar a ser mujer para ser valiosa,  tiene que ser ella misma,  y no buscar ser como el hombre, ni viceversa, es en la complementariedad e integralidad de los sexos donde esta la riqueza de la sociedad, empoderar a la mujer significa que conozca su cuerpo a profundidad, lo valore y lo cuide, y de esa manera no permita dejarse engañar por ideologías absurdas como la de género que pretende arrebatarle su genio femenino y su maternidad.  

La justicia social inicia en el vientre materno, si hay violencia en el vientre materno (el lugar seguro y de cuidados por excelencia), no nos podemos quejar de la violencia que abunda en las calles. Es la mujer quien por su inherente maternidad ontológica humaniza al mundo, ella hace que se viva la justicia y por tanto exista la paz social, si ella esta rota, porque el aborto la rompe, no alcanzaremos la tan anhelada paz social. ¡Vivamos nuestro genio femenino!

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