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Santidad en Femenino

María nos enseña que somos peregrinos camino al Cielo

Mulieris hoy – 14 de agosto de 2022 – El 15 de agosto la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María, dogma que fue definido por el Papa Pío XII en el año 1950 a través de la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus, donde proclamó: 

“Después de elevar a Dios repetidas súplicas y de haber invocado la luz del Espíritu de Verdad, para la gloria de Dios Todopoderoso que otorgó a la Virgen María Su especial benevolencia en honor de Su Hijo, Rey Inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte, para mayor gloria de su augusta madre y para alegría y regocijo de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los santos apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos como dogma revelado por Dios que: la inmaculada Madre de Dios, la siempre virgen María, habiendo completado el curso de la vida terrena, fue asumida en cuerpo y alma a la gloria celestial”. 

Al ser llevada María en cuerpo y alma al cielo, nos enseña que también somos peregrinos camino a las moradas celestiales, como lo señala San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, en el texto Es Cristo que pasa: 

“La Asunción de Nuestra Señora nos pone la realidad de esa esperanza gozosa. Somos aún peregrinos, pero Nuestra Madre nos ha precedido y nos señala ya el término del sendero: nos repite que es posible llegar y que, si somos fieles, llegaremos. Porque la Santísima Virgen no sólo es nuestro ejemplo; es auxilio de los cristianos. y ante nuestra petición —Mostra te este Matrem—, no sabe ni quiere negarse a cuidar de sus hijos con solicitud maternal”. 

Oración a María Asunta de San Pablo VI

Oh María Inmaculada Asunta al cielo,
tú que vives bienaventurada en la visión de Dios:
de Dios Padre que te hizo alta criatura, de Dios Hijo que quiso
ser generado como hombre por ti y tenerte como madre,
de Dios Espíritu Santo que en ti realizó la concepción humana del Salvador.

Oh María purísima, Oh María dulcísima y bellísima,
Oh María, mujer fuerte y reflexiva, Oh María, pobre y dolorosa,
María, virgen y madre, mujer humanísima como Eva, más que Eva;
cercana a Dios en tu gracia, en tus privilegios,
en tus misterios, en tu misión, en tu gloria.

Oh María asunta a la gloria de Cristo en la perfección completa
y transfigurada de nuestra naturaleza humana.

Oh María, puerta del cielo, espejo de la Luz divina,
santuario de la Alianza entre Dios y los hombres,
deja que nuestras almas vuelen tras de ti
deja que se eleven tras tu radiante camino
transportadas por una esperanza que el mundo no tiene, la de la dicha eterna.

Consuélanos desde el cielo, oh Madre misericordiosa,
y por tus caminos de pureza y esperanza guíanos un día al encuentro feliz contigo
y con tu divino Hijo nuestro Salvador Jesús. ¡Amén!

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Comunicadora Social y Periodista, Experta en Comunicación Social. Hija de Dios, hija, hermana, novia y amiga. Apasionada por contar historias y escribir, y por la fotografía. En Instagram: @photosmtg - Twitter:@sonysonido.

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